Reseña de La virgen de los huesos

Guillermo Galván

La España sumergida

20/02/2020
Cubierta novela La virgen de los huesos
FICHA TÉCNICA

Título: La virgen de los huesos

Autor: Guillermo Galván

Nº de páginas: 464

Editorial: HarperCollins Ibérica

Fecha publicación: enero de 2020

SINOPSIS

La desaparición de Jacinto Ayuso, un novicio ahijado de un preboste del nuevo Régimen, hará que Carlos Lombardi se tenga que desplazar hasta Aranda de Duero para participar en la investigación. Allí se encontrará con un entorno hostil en el que los secretos se entierran.

EL AUTOR

Guillermo Galván nació en Valencia, aunque desde muy pequeño reside en Madrid.

Trabajó durante más de treinta años en la agencia Efe y en 1998 ganó el premio Tiflos con su primera novela La mirada de Saturno. Desde entonces ha publicado once novelas, algunas de ellas premiadas. Aunque habitualmente escribe negra, ha hecho incursiones en la histórica, como Sombras de mariposa, que recibió el premio Hislibris a la mejor novela histórica publicada en 2010.

Con Tiempo de siega inició una serie protagonizada por el criminalista Carlos Lombardi en escenarios de los primeros años de la posguerra y cuya segunda entrega es La virgen de los huesos.

José Javier Navarrete - blog de novela negra

JOSÉ JAVIER NAVARRETE

¡Cuidado, que el bollo está caliente!

Dije al final de la reseña de Tiempo de siega que esperaría con impaciencia las siguientes andanzas de Carlos Lombardi y, por fortuna, no se han hecho esperar demasiado. A finales de enero se publicó la segunda entrega, La virgen de los huesos, y ya traigo su reseña. Digo esto porque es la primera vez, desde que vio la vida este blog, que reseño una obra cuando aún mantiene el calor del horno.

Suelo tener muchas lecturas pendientes y poco tiempo, así que no estoy muy al tanto de las novedades editoriales. A Guillermo Galván lo sigo más de cerca, por lo que hacía ya tiempo que sabía una fecha aproximada del parto. Tenía curiosidad por conocer a la criatura y la he leído en menos tiempo de lo que en mí es habitual. A continuación, te cuento lo que me ha parecido.

Próxima parada: Aranda

En esta ocasión, Carlos Lombardi viaja a Aranda de Duero para enfrentarse a un caso de desaparición. Se trata de Jacinto Ayuso, el ahijado de Cornelio Figar, un cacique de la zona que no es desconocido para Lombardi, ya que es el padre de su antiguo superior, Luciano Figar, el encargado de amargarle la vida en Tiempo de siega.

Como decía mi padre, los cascos salen a la botija, y si el hijo era un elemento de cuidado es porque tenía a quien parecerse. El progenitor es el digno heredero del papel de meterle el dedo en el ojo al exinspector republicano.

El tal Cornelio es un tocapelotas profesional, porque lo más curioso es que este preboste del nuevo régimen es quien solicita que le envíen ayuda desde Madrid para tratar de resolver la maraña en la que desembocará la desaparición de su ahijado.

Cuando Lombardi recibe la llamada del exsecretario del director general de seguridad, Balbino Ulloa, para que se haga cargo del caso, está esperando un indulto y trabajando para la agencia Hermes, «un tingladillo con aspiraciones detectivescas».

Así que tiene que dejar su vida urbanita y desplazarse a una zona rural en la que no se siente cómodo y eso que aún no ha conocido los verdaderos motivos para que así sea. Ha llegado a una zona hostil a sus ideales y en ocasiones a su persona, sin comerlo ni beberlo se da de bruces con campos sembrados de fosas comunes en las que yacen los represaliados por el bando rebelde, una zona de la que se jactan de que está libre de rojos.

El cambio de la localización en la que se desarrolla la acción presenta el aliciente de descubrir los efectos de la guerra y del nuevo Régimen en un entorno diferente al de Tiempo de siega. Carlos Lombardi cambia un Madrid en ruinas por una Aranda de Duero en la que la guerra fue algo lejano en el espacio, que no en sus gentes. Pasamos del anonimato de una gran ciudad al estar en boca de todos de una población mucho más pequeña. Pero el que los chismes circulen no quiere decir que sus gentes sean abiertas, como mucho, cotillas, porque como comprobará Lombardi, no resulta sencillo obtener información cuando el miedo aconseja callar. Miedo que en nada tiene que ver con el tamaño del lugar, sino más bien con el nuevo estado de las cosas.

El nuevo equipo

En esta ocasión, Lombardi no contará con toda la ayuda que le hubiese gustado de Alicia Quirós ni de Andrés Torralba, sus fieles escuderos en el caso de Tiempo de Siega, aunque no por ello dejarán de tener pequeños papeles en esta nueva entrega. Pero no estará solo, ni en sus investigaciones ni en sus tribulaciones, tendrá el apoyo inestimable del doctor Sócrates Peiró y del brigada de la Guardia Civil Rafael Manchón.

El primero es un doctor Watson suigéneris con aspecto algo excéntrico y cierto sentido del humor. Además de médico, ejerce de forense, pero también es un apasionado de la literatura y el cine de género policíaco.

En su atrio acristalado, un cartel anuncia El padre Brown, detective para el fin de semana.

       —¿Le gustan las películas policíacas? —pregunta Lombardi.

       —Casi todo de ese género me gusta, especialmente las novelas: Holmes, Poirot, el padre Brown. No me diga que a usted no.

       —Algo he leído, pero no me subyuga la ficción.

       —Pues debería aficionarse. Hay ideas muy interesantes, y se aprende mucho del discurrir de sus protagonistas y de las miserias de la condición humana. Vamos a por ese desayuno.

También es una fuente inestimable de información con la que llenar la cara B de Aranda y todo un ejemplo de adaptación al medio, pero alguien en el que confiar, incluso en temas que deberían permanecer secretos con el advenimiento del nuevo Régimen.

El brigada es un tipo campechano, agradecido y adepto al Régimen. Aunque en el primer encuentro quiere dejar patente quien detenta la autoridad, Lombardi no tardará en comprobar que siempre está dispuesto a echar una mano, aunque a veces esté sobrepasado por las responsabilidades que recaen sobre él por la ausencia de oficiales.

       —Es un asunto raro, y muy delicado. Don Román, el padre del chaval, es un pez gordo, y su padrino, don Cornelio, no digamos; por si no lo sabe, es uno de los mandamases del Servicio Nacional del Trigo: ya me entiende usted, gente con mucha mano. ¡Mecagüen dioro! —blasfema en tono venial—. ¡Y me tengo que tragar este sapo yo solo, sin capitán ni teniente que den la cara!
       El desahogo de su interlocutor casi hace sonreír al policía, pero mantiene la compostura ante tan explícita confesión de impotencia. No parece tan fiero el león que tiene delante.

Desde un primer momento, el brigada deposita su confianza en las artes criminalísticas de Lombardi, confianza que se va acrecentando según avanza la novela. Hay una relación entre ellos que hace pensar que, aunque Lombardi sea una víctima del nuevo Régimen, es posible que pueda adaptarse a él, eso sí, sin renunciar a unas ideas que parecen marcadas a fuego.

Aunque con un papel, a priori, mucho más discreto en el equipo, no puede quedarse fuera el juez Eugenio Lastra. Persona joven, escrupulosa con su trabajo y puntillosa hasta con el más mínimo detalle.

¿Qué sería de una historia sin el amor?

Amor, lo que se dice amor, tal vez no, pero sí que hay un personaje que despierta pasiones en Lombardi, se trata de Cecilia Garrido.

…llevar la conversación por esos territorios leves e intranscendentes tan necesarios para conocer un poco mejor a la mujer que se desliza en sus sueños y atrapa parte de sus vigilias.

Este es uno de esos personajes poliédricos de los que se tiene la impresión de no llegar a conocer nunca. Si quieres saber más sobre ella, tendrás que leer la novela.

Mucho más que una de policías

Hay muchas maneras de que se despierte el gusanillo de la curiosidad por ciertos sucesos históricos, pero sin duda, una de ellas, son las novelas de Guillermo Galván. Entreverados con la trama, seremos testigos de algunos de estos sucesos que van dando una textura de autenticidad a lo que se relata.

Como en la entrega anterior, en esta también nos muestra el nuevo statu quo, una imagen en la que la Iglesia pierde cierto protagonismo (no del todo ya que el desaparecido es un novicio) y se lo cede a La Falange y a las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista). Onésimo Redondo (fundador de las JONS) es un nombre que aparece de manera recurrente a lo largo de la novela y la rivalidad y unificación de ambas organizaciones se trata de pasada.

También asistiremos al progreso de la Segunda Guerra Mundial a través de los periódicos, o como los nazis expolian el patrimonio arqueológico con el beneplácito de las autoridades españolas, y, en especial, al comienzo de la lucha de Franco contra la pertinaz sequía. De telón de fondo están las obras de construcción del embalse de Linares que sumergirá bajo las aguas la población de Linares del Arroyo, donde se desarrolla gran parte de la investigación.

Hasta la próxima entrega

En La virgen de los huesos hay una trama principal que es la que trata de la desaparición del ahijado de Cornelio Figar, pero que se va entretejiendo con otras subtramas que nos hacen preguntarnos por cuál será el desenlace final. Como un trilero, Guillermo Galván te enseña un posible móvil para luego mezclarlo con otros hasta que no sabes cuál es el correcto. Ya destacó con este juego en Tiempo de siega y, de nuevo, lo vuelve a hacer en esta segunda entrega. Si te gusta la incertidumbre, en tus lecturas, esta es tu novela.

Como ya he mencionado antes, es más que una de policías, así que podrás disfrutar de ella por más de un motivo. Aparte de los ya mencionados, otro es el que conforman sus personajes, sobre todo los del doctor Peiró y Cecilia Garrido, aunque la corta aparición del exguardia de asalto Torralba no es para desdeñar.

No quiero marcharme sin antes aclarar que, al igual que Tiempo de siega, La virgen de los huesos es una novela autoconclusiva. Si no leíste la primera entrega, no te preocupes, ya que no es necesario para la lectura de esta última, aunque te recomiendo que lo hagas.

Me despido de Carlos Lombardi hasta la próxima entrega y de ti recomendándote que leas esta magnífica novela y que, como siempre, dejes tus comentarios. No te cortes y dispara.

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Fuentes de imágenes

Fotografía de cabecera:
Autor: Francisco Gonzalez
Título: Old streets in Aranda
Licencia: by-2.0

Ilustración de cubierta:
Diseño: Lookactia
Fotografía: Stocksnapper

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