Reseña de Morir en noviembre
Guillermo Galván
Cine y espías
FICHA TÉCNICA
Título: Morir en noviembre
Autor: Guillermo Galván
Nº de páginas: 448
Editorial: Harper Collins Ibérica
Fecha publicación: octubre de 2021
SINOPSIS
Carlos Lombardi, de vuelta en Madrid, comienza este nuevo viaje investigando la desaparición del ciudadano alemán Ludwig Kramer. Nada hace presagiar que detrás de este caso se esconde una trama de espionaje sumergida en un estercolero de bajezas humanas.
EL AUTOR
Guillermo Galván nació en Valencia, aunque desde muy pequeño reside en Madrid.
Trabajó durante más de treinta años en la agencia Efe y en 1998 ganó el premio Tiflos con su primera novela La mirada de Saturno. Desde entonces ha publicado doce novelas, algunas de ellas premiadas. Aunque habitualmente escribe negra, ha hecho incursiones en la histórica, como Sombras de mariposa, que recibió el premio Hislibris a la mejor novela histórica publicada en 2010.
Tiempo de siega y La virgen de los huesos fueron las dos primera entregas de la serie protagonizada por el criminalista Carlos Lombardi en escenarios de los primeros años de la posguerra y cuya tercera entrega es Morir en noviembre.

De vuelta
Hace muchos meses que no publico en el blog. No sé si demasiados o tal vez pocos; el tiempo lo dirá. La motivación me abandonó hace ya, me cuesta sentarme delante del ordenador para darle forma crítica a mis lecturas; incluso dejé de leer. Las circunstancias han conspirado para que así sea y a veces hay que dejar que la vida siga su curso. Durante estos meses he pensado en multitud de ocasiones sobre el futuro del sitio web; aún no he decidido al respecto; pero tal vez su destino sea morir, quizás no en noviembre, desde luego no mucho más allá.
A pesar de esto, aquí estoy de vuelta, como lo está Carlos Lombardi en esta nueva entrega: Morir en noviembre. He vuelto porque siento afinidad con esta serie de novelas, porque todo lo que rodea al protagonista me resulta cercano. Ya lo dije en mi reseña de Tiempo de siega, hace años me documenté sobre aquella época y el entorno histórico me es tan familiar que me gratifica encontrarme con referencias a sucesos que aún siguen ocupando un espacio en mi memoria.
En esta ocasión he roto con la costumbre de publicar mis entradas en jueves, tan solo para hacer coincidir la fecha de la reseña con la de la publicación de la novela. Esto ha sido posible gracias a la cortesía de Guillermo Galván y Harper Collins Ibérica que me hicieron llegar un ejemplar algunos días atrás. Quiero ver en esta deferencia esa relación de afinidad que he mantenido con la serie y con su autor. Una afinidad, también, con esa fórmula que se mantiene inalterable a lo largo de las entregas de la serie, esa que te hace saber lo que esperar, una garantía de que no te defraudará.
Los espías ganan peso
La fórmula de la que hablo no es secreta como la de cierto refresco, los asiduos a las novelas de Carlos Lombardi saben a que me refiero, a esa mezcla a la que se hace referencia en la contraportada de Morir en noviembre, a ese crisol en el que se mezclan el género policíaco, histórico y de espionaje. En esta ocasión los espías han ganado peso con respecto a entregas anteriores, pero sin que esto signifique que se pierde la esencia de la novela negra.
Tras su periplo por Aranda de Duero en La virgen de los huesos, Carlos Lombardi está de vuelta en el Madrid de sus amores:
Todas las ciudades, todas las calles son buenas para empezar una nueva vida cuando se está dispuesto a ello, pero no sabría vivir lejos de Madrid. En el fondo, soy un pueblerino; urbano, pero un pueblerino.
Su trabajo para la agencia de detectives Hermes le lleva a investigar la desaparición de un ciudadano alemán, Ludwig Kramer, aunque esa costumbre tan española de cambiar los nombres difíciles de pronunciar le haya rebautizado como Luis. Este caso no es del agrado del detective, al fin y al cabo, el ciudadano del Tercer Reich es un nazi y pocas cosas satisfarían tanto a Lombardi como la desaparición de todos ellos. Los primeros datos sobre el alemán no hacen presagiar lo que viene después, sobre todo cuando aparece su cadáver y la inteligencia militar se hace cargo de él.
A partir de este momento el caso da un giro y Lombardi ya no solo trabaja para la clienta de la agencia Hermes, también lo tiene que hacer para el comisario jefe de la Brigada de Investigación Criminal, Fernando Fagoaga. A la investigación de este crimen se le une el de Margarita Bermúdez, Rita, una joven que aparece ahogada en el lago de la Casa de Campo y de cuyo cadáver también se encarga la inteligencia militar.
Nada es lo que parece y Lombardi se sumerge en una trama de cine y espías. De cine porque Rita era una aspirante a actriz y porque todo orbita entorno a la empresa para la que trabajaba. Madrid es un hervidero de espías y el detective se mueve al compás de las burbujas, sin tener muy claro si no acabará escaldado.
De vuelta al hogar
Una vez en Madrid, Lombardi vuelve a contar son su equipo. Alicia Quirós, la falangista perteneciente al gabinete de identificación; Andrés Torralba, ex Guardia de Asalto y compañero del detective en Hermes; el periodista Ignacio Mora y el exsecretario del director general de seguridad, Balbino Ulloa.
También volverá a la palestra Erika Baumgaertner, la colaboradora de Lazar, objeto de deseo y desasosiego del protagonista. Como en las entregas anteriores, no sabemos que esperar de este personaje, tal como le ocurre a Lombardi.
Pero el hogar de las novelas de Lombardi es esa España oscura a la que volvemos en esta nueva entrega. Un lugar en el que para muchos no hay sitio para la alegría, mucho menos para la felicidad. Un país en el que en palabras del protagonista tienes que ir:
midiendo el aire que respiras para no llamar la atención, mordiéndote la lengua y agachando la cerviz. Y rogando que el día de mañana sea un poco menos doloroso que el de hoy. Es lo que tiene el miedo, ese miedo oscuro que sobrevuela las cabezas como un aura de plomo.
Volvemos a la lucha interna de la Falange, a la iglesia putrefacta, a los vencedores que desdeñan las miserias del vencido, al hambre de muchos y la opulencia de unos pocos, a las bajezas humanas, a la corrupción generalizada.
También volvemos a la lucha denodada de Lombardi, como siempre un poco quijotesca, por alcanzar la verdad, que no la justicia, porque en la España en la que le toca vivir, justicia no es más que una palabra en el diccionario, aunque en ocasiones me pregunto si esto no sigue siendo así. Vuelve a sumergirse en las alcantarillas humanas, un lugar donde las ratas tienen forma de prostitución, estraperlo, ambición desmesurada. El panorama desolador que lo rodea no logra restar un ápice a la convicción en sus ideas, esas creencias que hacen que se pregunte hasta que punto podría saborear su posible libertad si se convierte en un traidor a las mismas.
Nos vemos
Como he dicho, la de Lombardi es una fórmula que no falla. Las proporciones de sus componentes son siempre diferentes, pero el resultado igual de satisfactorio. Guillermo Galván se encarga de ir añadiendo especias que hacen que el sabor nunca sea el mismo, en esta ocasión introduce el fútbol, también pellizcos de la vida personal de Carlos Lombardi. Como en ocasiones anteriores nos mantiene al tanto del devenir de la Segunda Guerra Mundial, de la posición del Nuevo Régimen ante ella, introduce sucesos y personajes reales que hacen más verosímil las andanzas del protagonista, tiñe de pesimismo las páginas de la novela e ilumina esta oscuridad con un personaje en el que la mayoría quisiera verse reflejado.
He disfrutado de la lectura de Morir en noviembre, es algo a lo que me he habituado con cada una de las entregas de esta serie. La trama me absorbe, pero es la ambientación la que me trasporta. Algunos de sus personajes refuerzan los cimientos de mis creencias sobre la humanidad, otros me hablan de la esperanza de que esté equivocado.
Si no has leído las entregas anteriores de Lombardi, puedes engancharte a él con Morir en noviembre, se trata de una novela autoconclusiva en la que las referencias a las novelas anteriores de la serie son mínimas y en ningún caso un obstáculo para que disfrutes de esta. En cualquier caso, te recomiendo que leas las otras dos, si necesitas argumentos, aquí te dejo los enlaces a mis reseñas de Tiempo de siega y La virgen de los huesos y seguro que los encuentras en ellas. Espero que en esta te haya dado los suficientes para que leas la nueva novela de Guillermo Galván, si no lo he conseguido, pido perdón, pero como he dicho al principio, estoy bastante oxidado en estas lides. Si te apetece puedes dejarme tus comentarios, no te cortes y dispara.
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