Reseña de Creedme
Susannah Grant, Michael Chabon y Ayelet Waldman
Otro punto de vista
FICHA TÉCNICA
Título: Creedme (Unbelievable)
Año: 2019
Duración: 50 min (episodio)
Dirección: Lisa Cholodenko, Susannah Grant, Michael Dinner
Guion: Susannah Grant (creador), Michael Chabon (creador), Ayelet Waldman (creador), Becky Mode, Jennifer Schuur. Basada en el libro de T. Christian Miller y Ken Armstrong.
Reparto: Toni Collette, Merritt Wever, Kaitlyn Dever, Dale Dickey, Austin Hebert, Liza Lapira, Kai Lennox, Danielle Macdonald, Elizabeth Marvel, Omar Maskati, Blake Ellis, Scott Lawrence, Aubrey Fuller, Eric Lange, Connor Tillman.
Productora: CBS Television Studios / Timberman-Beverly Productions. Distribuida por Netflix.

JOSÉ JAVIER NAVARRETE
Serie de diferencias
La primera diferencia es que en la serie Creedme (Unbelievable) hay un criminal en serie y no es un asesino. Son muchas las series policíacas basadas en asesinos en serie, pero muchas menos las que tienen como uno de los ejes centrales de la trama la búsqueda de un violador en serie.
Otra diferencia es que todos los papeles protagonistas son femeninos. Hay muchas series en las que ocurre esto, pero no tantas del género policíaco. Este hecho permite una visión del tema de los abusos sexuales, y en concreto el de la violación, bajo una sensibilidad femenina. La serie plantea una clara contraposición de género en la visión de este asunto, apuntando a una mayor empatía con las víctimas cuando los investigadores son mujeres.
Aunque son muchas más las diferencias, me gustaría destacar una última. En la serie la investigación policial y el suspense asociado dejan todo el protagonismo a la reflexión. Los personajes con sus emociones y sentimientos vencen por goleada a la trama, aunque esta última consiga producir la adicción necesaria para mantener al espectador pegado a la pantalla.
Basada en hechos reales
Al comenzar una película o serie y ver el título con esta advertencia, algo cambia en el modo con el que afronto el visionado, aunque, a decir verdad, el efecto es tan breve que supongo que si no trabaja a nivel subconsciente diría que es inexistente. Una vez que desaparece el título y me sumerjo en la historia me olvido, pero siempre hay detalles que me devuelven a la cabeza el hecho de que algo similar tuvo lugar en algún sitio, en otro tiempo; que las emociones que en ese momento pertenecen a unos actores fueron de personas.
Una buena ficción «pura» puede despertar en mí suficientes empatías y sentimientos, soy capaz de extrapolar que lo que sucede en la pantalla puede haber sucedido, estar sucediendo, o suceder a alguna persona, pero la certeza absoluta es diferente, tal vez porque la realidad supera a la ficción.
Netflix compró los derechos para llevarlo a la pantalla de A False Report, un libro escrito por T. Christian Miller y Ken Armstrong, basado en el artículo de los mismos autores, An unbelievable story of rape, ganador del premio Pulitzer en 2015. El artículo y el libro narran los hechos reales que se ficcionan en la serie, así que si estás interesado en su lectura, te aconsejo que lo hagas con posterioridad al visionado de la serie.
Dos tramas y un destino
Uno de los aciertos de esta miniserie de ocho episodios es la división de la acción en dos tramas temporales. Una de ellas trascurre en la ciudad de Lynnwood (Washington) durante 2008, es la que se centra en Marie Adler (Kaitlyn Dever), una joven de dieciocho años que es violada de madrugada por un encapuchado que a punta de cuchillo la había atado y vendado los ojos con una prenda sacada de una mochila. Pero si la agresión sexual es traumática, no lo será menos el calvario al que se verá sometida con posterioridad. Tras una serie de inconsistencias en las sucesivas declaraciones, repetitivas hasta la extenuación para alguien que ha padecido ese trauma físico y emocional, la pareja de policías encargada del caso, dos hombres con la sensibilidad de un bloque de granito, la fuerza a cambiar su testimonio y a afirmar que sus declaraciones anteriores eran una fabulación suya, consecuencia de la vida de mierda que había llevado por estar metida en el sistema desde los tres años.
La otra trama es la que sucede en el estado de Colorado durante 2011 y es la que tiene que ver con las investigaciones independientes de unas violaciones que de manera fortuita acabarán en una investigación conjunta. Se dice que la suerte es de quien la busca, lo que le sucede a la detective Karen Duvall (Merrit Weber) cuando comenta con su marido, también policía, los detalles de la violación que está investigando. Son estos los que le alertan sobre la similitud con los de otra violación que se está investigando en su comisaría. Así es como la detective Duvall entra en contacto con la detective Grace Rasmussen (Toni Collette). Tras cotejar ambos casos y algún trabajo por separado, deciden unificar esfuerzos y parte del equipo de Duvall se traslada a la comisaría de la detective Rasmussen para formar un único grupo de trabajo en el que se incluirá al FBI.
Los detalles de ambas violaciones coinciden con aquellos de la narración de Marie, así que el espectador será consciente de que el agresor sexual lleva actuando durante años.
De víctimas…
Como mencionaba antes, esta es una serie de personajes, y el de Marie es el principal. Lo es porque los creadores han querido que las víctimas sean las protagonistas absolutas y como declaración de intenciones tenemos un primer episodio en el que los otros dos personajes principales, las detectives, ni siquiera aparecen.
Es un primer episodio duro, no tanto por las escenas de la violación, que como en el resto de la serie son tratadas con pudor, sin ningún tipo de efectismo. Es duro porque como en toda la trama de Marie el sufrimiento se cubre de silencio. Pero sobre todo es duro porque quien debería defenderla solo parece interesado en buscar resquicios para tirar abajo la seguridad de la joven sobre lo ocurrido. Demuelen un mundo cogido por alfileres y utilizan como ariete algunas contradicciones, pero sobre todo las dudas que sobre su testimonio vierten los que contaban entre sus apoyos emocionales. Le muestran un camino por el que huir, uno en el que la negación de lo ocurrido puede ser un bálsamo. Y lo toma, al principio ajena a sus consecuencias, pero lo seguirá de manera inflexible a pesar de que algunos duden de que por él transite la verdad, a pesar de que esté plagado de dificultades y dolor.
Una vez que decide desdecirse se verá sometida a un juicio social, pasa de víctima a victimario y todos los apoyos que tuvo como la primera se vuelven contra ella. A partir de ahí comienza a perderlo todo, lo poco que había ido consiguiendo, le cortan el poco cuello que había conseguido sacar de la alcantarilla que ha sido su vida. Por si esto fuera poco, los sucesos acaecidos aquella noche, compartimentados en un rincón de la memoria con la ayuda de la policía, atraviesan las paredes para convertirse en miedos e impotencia ante situaciones en las que el que tiene enfrente no ve a la víctima porque su crédito se dilapidó cuando se vio obligada a no serlo.
Son las víctimas el eje narrativo de la serie, no tan solo Marie, también todas aquellas que aparecen en la trama de 2011. Víctimas de toda índole, dejando claro que toda mujer es una víctima potencial de agresión sexual, que cada una de ellas responderá de manera diferente, que una larga vida se verá condicionada por un suceso de corta duración, que los miedos y las fobias las acompañarán mientras vivan, y que el apoyo incondicional de todos los que las rodean nunca será el suficiente. Así que Marie, despojada de esto último, vivirá un infierno en el que la soledad le enseñará que tan solo puede confiar en ella misma y, a pesar de que la veremos tambalearse al borde de un precipicio, siempre temiendo que ocurra lo peor, que es más fuerte de lo que su aspecto aparenta.
… y justicieras!
Frente a la situación de debilidad en la que quedan las víctimas de las violaciones nos encontramos con la fortaleza y convicción de la pareja de detectives. Desde la primera entrada en escena queda clara la diferencia en su manera de abordar sus casos con respecto a la pareja de policías que le cayó en suerte (mala, claro está) a Marie. La empatía con las víctimas y su apoyo desde el minuto cero quedan patentes. Las arropan con la seguridad de que darán el cien por cien en el intento de atrapar al individuo que destrozó sus vidas.
Duvall y Rasmussen trabajan de manera diferente, pero tienen en común un deseo irrefrenable de detener al culpable. Duvall es muy exigente con ella misma y con todo su equipo de trabajo. Tiene jornadas eternas, lo que la lleva a descuidar su vida personal, sobre todo a sus dos hijas pequeñas. Rasmussen es más veterana y se maneja mejor en los entresijos del sistema, tiene un carácter fuerte, incluso desabrido. La saca de quicio las cosas que van en contra de su opinión y Duvall llega como juez de paz para asuntos que a ella se le van de las manos. Sus cónyuges las apoyan, el de Duvall es policía y el de Rasmussen trabaja en la fiscalía, lo que contribuye a que su dedicación no suponga un problema, aunque en el caso de Rasmussen no se lo ponga fácil a su pareja, no siempre estará dispuesta a seguir las normas del sistema y le planteará algún dilema moral. A Duvall le reconfortan las batallas ganadas, pero Rasmussen solo se conforma saliendo victoriosa de la guerra.
La relación entre ambas detectives es otro de los pilares de la serie. No es una relación de igualdad, y no porque haya una diferencia en el desempeño de ambas, las dos son excelentes policías. No lo es porque Duvall ve en Rasmussen una especie de mentora, alguien en la que verse reflejada en una profesión de hombres, un trabajo en el que un porcentaje muy alto de policías ejerce algún tipo de violencia doméstica. Es la violencia machista, en todas sus vertientes, la que enciende a Rasmussen y la hace perder a veces la objetividad, pero para eso ha llegado Duvall.
Para terminar, hablemos de actrices
Como he venido diciendo a lo largo de la reseña, ha sido un acierto la manera en la que los creadores de la serie Creedme la han enfocado, dando más importancia a la reflexión en torno a las víctimas que a los procedimientos policiales. El resultado obtenido ha sido muy satisfactorio, tanto que he visto los ocho episodios en dos días. Esto solo habría sido posible contando con el elenco de actrices que exhibe la serie. Me limito a las intérpretes de los tres papeles principales, pero extiendo el buen hacer al resto de actrices y actores.
Toni Collette, Merrit Weber y Kaitlyn Dever están muy convincentes en sus papeles, haciendo que todo lo que trascurre durante la serie sea creíble. Desde la trasmisión del continuo desamparo de Marie, al empecinamiento de Duvall o esas descargas temperamentales de Rasmussen, todo trasmite verosimilitud. No hay estridencias, todo trascurre a un ritmo del que muchas otras series policíacas podrían aprender.
Se trata de una serie muy recomendable, una especie de true crime diferente, con una visión especial de un delito como el de la violación que no siempre es fácil de tratar con la sensibilidad adecuada. Si te decides a verla, lo cual te recomiendo, simplemente volverte a recordar que las tramas están espaciadas en el tiempo y que la de Marie es anterior. Lo digo porque no presté demasiada atención a los títulos que fijan localización y tiempo y al principio llegué a pensar que ambas tramas sucedían simultáneamente, cosas de la edad que espero que a ti no te suceda.
Como en cada entrada, quedas emplazado a dejar tus comentarios. No te cortes y dispara.
Apúntate a mi newsletter
Recíbe un adelanto de las novedades del blog.
También te puede interesar
Crítica de Los violentos años veinte
Raoul Walsh
Eddie Bartlett recorre el camino del crimen empujado por las circunstancias sociales de posguerra.
Crítica de Perdición
Billy Wilder
Walter Neff es un agente de seguros que víctima del deseo transitará por el camino de la perdición.
Reseña de Adiós
Paco Cabezas
Adiós es un thriller en el que la venganza por la muerte de una niña navega por un entramado de corrupción policial y narcotráfico.
0 comentarios