
JOSÉ JAVIER NAVARRETE
Leí por primera vez La conjura de los necios (A confederacy of dunces) hace muchos años y lo he vuelto a hacer porque estoy interesado en como John Kennedy Toole construyó el personaje de Ignatius J. Reilly, curiosidad de escritor.
Cuando la leí, allá por los noventa, ya estaba al corriente del aura de novela de culto que la envolvía. Siempre suelo ir con la mosca detrás de la oreja cuando voy a acometer la lectura de una obra que ha sido considerada como la mejor de…, la más original del…; y otro tipo de calificativos por el estilo. Había otros elementos que también contribuían a esa comezón. Por un lado el autor se suicidó por sentirse un fracasado tras no conseguir que se publicara. Por otro estaba la insistencia de su madre que logró que la novela viese la luz once años después de su muerte. Eran ingredientes que avisaban de que podía estar ante un producto de marketing. El hecho de que le hubiesen concedido el Premio Pulitzer en 1981, un año después de su publicación, y algún premio más a nivel internacional, podía redundar en el mismo sentido, siendo mal pensado.
Toole creyó haber escrito una obra maestra, tal vez fuese el caso. Así que a pesar de mis recelos, traté de afrontar la lectura sin que fueran un condicionante negativo. En aquellos años era lector de tren y metro, lo que me regaló algunos momentos incómodos tratando de contener algunas carcajadas que su lectura me produjo.
Como habrás adivinado, es un libro que disfruté mucho en su momento y que durante esta relectura lo he vuelto a hacer. Trato de rebuscar en mis recuerdos si he leído algo parecido. No dudo que la memoria me puede fallar, pero en este momento soy incapaz de compararlo con nada. Estamos ante una novela disparatada, con un protagonista con el que no puedes parar de reír a pesar de ser en extremo desagradable. Las situaciones absurdas y surrealistas se suceden sin tregua para poco a poco ir dejando al descubierto muchas de las miserias que campaban (y siguen campando) a sus anchas en el sur de los Estados Unidos de principio de los sesenta. Toole trata muchos temas de calado con un cinismo descarnado.
Si algo destaca en esta novela son sus personajes y, por encima de todos, el de Ignatius Jacques Reilly. Es un treintañero obeso, estrafalario y anacrónico que vive con su madre viuda. Se considera un intelectual que le ha tocado vivir en una sociedad con la que mantiene una relación de odio mutuo. Pero si algo exacerba ese odio es la clase media y su rendición al bienestar y los artículos de consumo.
El mundo de Ignatius se circunscribe a su habitación y al cine. La habitación está llena de cuadernos en los que ha ido anotando todo lo que se le viene a la cabeza con el fin de donar a la humanidad una obra maestra. El cine está lleno de películas sobre las que despotricar.
Al comienzo de la novela ocurre un suceso sin importancia aparente, pero cuyas consecuencias condicionarán la vida de todos los personajes de la novela y, lo que es más importante, sacará a Ignatius del equilibrio estable del que gozaba hasta entonces. A partir de ese momento comenzarán a desarrollarse una serie de tramas que irán entrecruzándose y haciendo engordar la principal hasta estallar en un fantástico final.
Cada uno de sus personajes está muy bien construido y juntos forman una fauna que retrata a la perfección la ciudad de Nueva Orleans de principio de los sesenta.
Es una novela tan aconsejable que la calificaría de lectura obligatoria. Si aún no la has leído estás perdiendo el tiempo conmigo. Si ya lo has hecho, deja algún comentario con tu opinión.
Apúntate a mi newsletter
Recíbe un adelanto de las novedades del blog.
Fuentes de imágenes
Fotografía de la estatua del fondo:
Autor: Jenni Konrad
Título: Ignatius J Reilly
Licencia: by-nc 2.0
También te puede interesar
Reseña de Siete casas vacías
Samanta Schweblin
Siete casas vacías es una colección de cuentos que nos hace viajar por el límite de la realidad convencional.
Reseña de Fahrenheit 451
Ray Bradbury
Un mundo distópico en el que la ignorancia da la felicidad y los bomberos no apagan fuegos.
Reseña de Antes de los años terribles
Víctor del Arbol
Isaías Yoweri vuelve a Uganda para tratar de cerrar las heridas de un pasado plagado de fantasmas
0 comentarios