Reseña de Un asunto demasiado familiar

Rosa Ribas

No se investiga a la familia

05/12/2019
Cubierta reseña de un asunto demasiado familiar
FICHA TÉCNICA

Título: Un asunto demasiado familiar

Autora: Rosa Ribas

Nº de páginas: 416

Editorial: Tusquets Editores

Fecha publicación: septiembre de 2019

SINOPSIS

Hernández Detectives es una agencia en la que trabajan toda la familia excepto la madre. Eran expertos en desapariciones hasta que Nora, la hija mayor y miembro de la agencia, desaparece y no son capaces de dar con ella. Este hecho condiciona la vida familiar y la de la agencia, si es que existe alguna diferencia entre ellas.

LA AUTORA

Rosa Ribas Moliné (El Prat de Llobregat, Barcelona 1963), escritora y columnista, reside desde 1991 en Alemania. Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona, donde posteriormente se doctoró. En 2008 abandonó la carrera académica para dedicarse por completo a la literatura.

Dentro del género negro ha creado dos series de novelas. Una es la protagonizada por la comisaria Weber-Tejedor, de la que hasta el momento se han publicado cuatro novelas. La otra, junto con Sabine Hofmann, es la que protagoniza la periodista Ana Martí y se trata de una trilogía.

También ha escrito novela histórica y novela por entregas, en total otras siete novelas, incluyendo Un asunto demasiado familiar.

José Javier Navarrete - blog de novela negra

JOSÉ JAVIER NAVARRETE

¿Malditas clasificaciones?

Un asunto demasiado familiar, un título que dice tanto de la novela que la reseña podría considerarse escrita solo con él. Así lo hubiese hecho de no ser porque esta novela de Rosa Ribas se merece mucho más, y tú también.

Aún no la había leído cuando asistí a la presentación de la misma durante el festival de novela policíaca de Getafe Negro. Sergio Vera fue el encargado de hacer de maestro de ceremonias y entre ambos desgranaron parte de la novela que entonces llevaba en la mochila para que me la firmase Rosa. Todo lo que oí durante aquella charla confirmaba lo que antes ya había leído en declaraciones y entrevistas de la autora: la novela se salía de los límites, cada día más difusos, del género negro. Pretender clasificarla es algo que se escapa a mis capacidades cognitivas, como casi todo, y tampoco es que haga falta.

Como apuntó Guillermo Galván en su Cuestionario Criminal:

Gato negro o gato blanco, lo importante es que cace ratones, dicen los chinos. Novela negra o novela blanca, lo importante es que sea una buena novela.

Y en este caso estamos ante una muy buena novela. En lo que queda de reseña trataré de convencerte de que así es.

La familia es lo primero

Con el título que tiene no podría ser de otra manera.

Según avanzamos en la lectura, vamos recorriendo el árbol genealógico de esta singular familia, sobre todo el lado de los Obiols, que es la parte materna, es decir, la parte de Lola.

Lola es la madre de este clan detectivesco y la más singular de todos sus componentes. Podría decirte muchas cosas sobre este personaje y fastidiarte de esta manera gran parte del placer de su lectura, pero como hoy me siento generoso, tan solo te diré que es la única de la familia que no es detective. Dirás: «¡Qué tío más rácano, no dice nada!» Vale, añadiré algo más. El mundo ha perdido una gran detective, ¿o no? Con este apunte, sin duda, ahora tienes una visión mucho más certera de lo que puedes esperar de la Obiols. Pero para que no me acuses de ser parco en palabras te dejo una de sus perlas:

       —… No es un caso de secuestro, algo me lo dice.
       —¿Algo?
       —Sí, algo. Los domingos no hay secuestros.

Del otro lado del árbol nos encontramos con Mateo, el patriarca del clan, aunque hablando de manera literal, el único patriarca es Heredia, un amigo suyo. Mateo es el fundador de la agencia y jefe indiscutible de la misma, con permiso de Lola, claro. También es el objetivo de muchos de los reproches de esta, pero sobre todo de uno: es una mierda de detective incapaz de encontrar a Nora.

La desaparecida es la hija mayor y la causante de que el «Cien por cien de éxito en la búsqueda de personas desaparecidas», que aparece en los folletos publicitarios de la agencia, se haya convertido en mentira. Para ser un personaje que no participa de la acción de la novela, tiene un gran protagonismo, más incluso que su hermano Marc.

El único hijo varón se encuentra entre sus hermanas y sus inseguridades. A pesar de que tiene problemas como ellas, es el único de los hijos que no ha abandonado la agencia.

La hija pequeña es Amalia. Acaba de salir de un fracaso amoroso y otro empresarial. Ha vuelto a casa de los padres y a la agencia, lo cual es lo mismo, ya que la última está ubicada en la primera.

La casa también tiene un papel fundamental en la novela. Fue levantada por el bisabuelo de Lola, Magí Obiols, tras volver rico de su aventura americana. En una construcción anexa vive Claudia, hermana de Lola y jardinera de la familia.

El jardín era su territorio y también el espacio que la separaba del resto de la familia.

Hay mucha más familia, viva y muerta, pero dejo que sea Rosa quien os hable de ella.

Niña detective - Un asunto demasiado familiar

Hernández Detectives

Es una agencia familiar cuya regla no escrita es: No se investiga a la propia familia. En la empresa los hijos del fundador han mamado desde pequeños la profesión, sin apenas opción de ser otra cosa, siguiendo un camino marcado por su padre. Como ninguno se salió de él, en la pared del despacho de la agencia cuelgan los títulos que los acreditan como detectives.

No todos los miembros de la agencia son familia, también está Ayala, colaborador de Mateo desde que su fundación y encargado de los asuntos más turbios a los que se tienen que enfrentar.

Los casos que les llegan son bastante comunes. Infidelidades, absentismo laboral, incluso se hacen cargo de okupas cuando la economía de la agencia no es muy boyante. Pero su especialidad siempre había sido las desapariciones, aunque desde lo ocurrido con Nora (a tomar por saco el cien por cien de éxito), ese tipo de casos no son bien recibidos. Excepto si quien lo encarga es Carlos Guzmán, constructor sin escrúpulos capaz de hacer cambiar de opinión hasta al mismo Mateo.

El paisaje y el paisanaje

La acción transcurre en Sant Andreu, un barrio de Barcelona en el que aún persiste la conciencia del pueblo que fue en su día. 

       Una calle pueblerina en un barrio que había sido un pueblo y en el que la gente decía que iba a «la ciudad» cuando se acercaba al lejano centro de Barcelona, por más que tuvieran metro. ¿Quién iba a contratar a unos detectives cuyo despacho se encontraba en semejante dirección?

Paseamos por sus calles y plazas inmersos en la fantástica prosa de la autora. En sus establecimientos vamos conociendo a las mejores fuentes de información con las que cuenta Mateo, los vecinos. Gracias a su capacidad de observación, y a la de sus colaboradores ocasionales, incluso involuntarios, Mateo está siempre al tanto de lo que se cuece en el barrio. A través de estas relaciones, la autora nos muestra una fotografía certera de la vida de un lugar muy concreto de Barcelona, pero que podía estar ocurriendo en mi barrio o en el tuyo.

Novela coral

El protagonismo de la novela se distribuye entre sus personajes principales, aunque algunos de ellos tienen mucho más peso que otros. Esta distribución llega hasta el punto de vista que el narrador va adoptando. A lo largo de la novela cambia entre Amalia, Mateo y Marc, siendo el de Amalia el que mayor extensión tiene. No vemos la acción desde el punto de vista de Lola, pero si tuviese que quedarme con uno solo de los personajes, sin duda, sería con el suyo. Se trata de un personaje poliédrico capaz de fagocitar gran parte de mi atención. Otro tanto me ocurre con Nora, desaparecida y siempre presente.

Sin duda se trata de una novela de personajes, en la que nos vemos seducidos más por sus relaciones y secretos que por lo que ocurre. La trama ocupa un segundo plano, eclipsada por la maraña de interconexiones personales y familiares, aunque en ningún caso es insignificante. La trama principal es la que tiene que ver con Nora, pero cada caso es una subtrama con mayor o menor peso. El pasado y los secretos de los personajes, que se van desgranando poco a poco, van sustentando nuevas tramas que nos harán difícil separar la vista de las páginas de la novela.

Envidia

Con motivo de la lotería de Navidad, el otro día vinieron a visitarnos al trabajo muchos de los compañeros jubilados que a lo largo de los años nos han ido dejando. Los que aún seguimos en el tajo, no dejamos de decirles lo bien que les sienta su retiro y la envidia que los demás padecemos por su situación. «Envidia sana, ¡eh!», dijo uno, a lo que yo respondí que la mía de sana no tiene nada, que es pura y perteneciente a su categoría más abyecta.

La misma que siento cuando leo una novela en la que el dominio del lenguaje es tan absoluto que parece que lo escrito ha sido plasmado sin ningún esfuerzo. Uno, que es aprendiz de escritor, sabe el trabajo que hay detrás de esa maestría y de la cantidad ingente de palabras que hay que escribir para alcanzar ese dominio. Así que en un intento de absorber algo de los conocimientos ajenos, suelo subrayar los libros y tomar anotaciones, tanto por mi complejo de esponja juntaletras como por la elaboración de las reseñas. En el caso de Un asunto demasiado familiar he tenido que parar demasiado a menudo para hacerlo, esta vez sin utilizar el libro, ya que está destinado a que el afortunado que lo gane lo disfrute sin mácula.

Debería comenzar a cultivar algún otro pecado capital, ya que el de la envidia lo tengo trillado, aunque pensándolo bien, algún otro tampoco necesita mucha atención para estar a la altura de la envidia.

Continuará

Rosa Ribas dijo que esta no será la única novela que protagonice esta familia de detectives. Los que hemos leído esta primera entrega ya lo teníamos claro por el final, pero es que además, estos personajes se merecen muchas más páginas.

Lo que ya no continuará es esta reseña, pero antes de la despedida, quiero recomendar la lectura de Un asunto demasiado familiar, seas o no un apasionado de la novela negra disfrutarás de sus singulares personajes y de sus, no menos, singulares relaciones. Narrada con una magnífica prosa te transportará al barrio de Sant Andreu y, más en concreto, a la casa del indiano, donde los fantasmas del presente y del pasado conviven con los miembros de la familia.

No se pueden borrar a voluntad los recuerdos, todo lo contrario, cualquier esfuerzo por hacerlo los alimenta y los engorda. Pero se pueden quemar las cartas, romper las fotos y enterrar a los enemigos.

Nadie es lo que parece, así que prepárate a disfrutar descubriendo lo que hay detrás de sus secretos.

Si eres suscriptor del blog, no te olvides de que el día 21/12/2019 sortearé un ejemplar de esta novela firmado por Rosa. Si no lo eres, tienes hasta el día 17/12/2019 para suscribirte.

La semana que viene seguiré con Rosa Ribas y publicaré la tercera entrega del Cuestionario Criminal. Mientras tanto no te olvides de que puedes dejarme tus comentarios abajo. No te cortes y dispara.

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Fuentes de imágenes

Fotografía de cabecera:
Autor: Oh-Barcelona.com
Título: Sant Andreu Palomar
Licencia: by 2.0

Ilustración de la portada:
Autor: Martin Tognola

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