Reseña de Antes de los años terribles
Víctor del Árbol
Infancias robadas
FICHA TÉCNICA
Título: Antes de los años terribles
Autor: Víctor del Árbol
Nº de páginas: 464
Editorial: Ediciones Destino
Fecha publicación: mayo de 2019
SINOPSIS
Isaías Yoweri ha rehecho su vida en Barcelona, donde vive con Lucía, su mujer embarazada, y regenta un taller de restauración de bicicletas. Esa vida se tambalea cuando Enmanuel K, un fantasma del pasado, aparece en su taller y le propone volver a Uganda para participar en el Congreso de Reconciliación. Isaías se tendrá que enfrentar a lo ocurrido durante su niñez y a un presente teñido de pasado.
EL AUTOR
Víctor del Árbol (Barcelona, 1968) fue mosso d’esquadra desde 1992 hasta 2012 y cursó estudios de Historia. Es autor de las novelas El peso de los muertos (Premio Tiflos de Novela 2006, Castalia), El abismo de los sueños (finalista del XIII Premio Fernando Lara 2008) y La tristeza del samurái (Prix du Polar Européen 2012, Alrevés), traducida a una decena de idiomas y bestseller en Francia. Sus últimas obras son Respirar por la herida (finalista en el Festival de Beaune 2014 a la mejor novela extranjera, Alrevés), Un millón de gotas (ganadora en 2015 del Grand Prix de Littérature Policière, Destino), La víspera de casi todo (Premio Nadal de Novela 2016, Destino) y Por encima de la lluvia (2017, Destino). En 2018 fue nombrado caballero de las artes y las letras de la República Francesa. En 2019 publicó Antes de los años terribles (Destino).

El corazón de las tinieblas
No, no te has equivocado de reseña. Hoy toca Antes de los años terribles, de Víctor del Árbol. Quiero empezar por aquí porque El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, está muy presente en la novela, teniendo mucha más trascendencia de la que de una simple lectura se pudiese extraer.
Leí por primera vez El corazón de las tinieblas hace muchos años, pero a principios de este, antes de que nos sumergiéramos en otro tipo de tinieblas, la releí por ser una de las novelas prescritas en un taller de relato al que asistía. La novela de Conrad narra el viaje de Marlow, el protagonista, en un doble sentido. El físico, el que traslada de un sitio a otro, es el que trascurre principalmente por el río Congo. El otro, el fundamental, es el viaje como experiencia, ese viaje interior que transforma a través del autoconocimiento y que forja el carácter.
La novela de Conrad contiene una crítica feroz al colonialismo, el que delimitó las fronteras de África y creó países imposibles en los que diferencias irreconciliables gestan guerras y masacres que estremecen al primer mundo mientras las observa sentado en la butaca frente al televisor. Conrad se centra en el colonialismo belga, en concreto en el impulsado por Leopoldo II, ese monarca cuyas estatuas sufren ataques como consecuencia de los movimientos de protesta por la muerte de George Floyd.
En Antes de los años terribles se narran y se hace referencia a algunas de estas guerras y masacres heredadas en muchos casos de ese colonialismo, como el genocidio de Ruanda, en el que el gobierno hegemónico Hutu trató de exterminar a la población Tutsi, una consecuencia de las decisiones del gobierno colonial belga. Pero es en el conflicto de Uganda, uno de los mayores de África, en el que se centra Víctor del Árbol. En concreto lo hace en uno de sus bandos, el del LRA (Ejército de Resistencia del Señor, del inglés Lord’s Resistance Army), liderado por Joseph Kony, autoproclamado médium espiritual y extremista cristiano.
Hablar de El corazón de las tinieblas sin hacerlo de Kurtz sería una falta de respeto a la novela. Es un personaje con gran peso en la ella y, sin embargo, nunca aparece, todo sobre él son referencias. Kurtz ha elegido el mal sin verse empujado a él, realiza la elección como un hombre libre, sin las ataduras del juicio y el castigo. Ha alcanzado la individualidad extrema y es esto lo que Marlow admira de él, aunque su elección haya sido la equivocada.
Christian MF, un mercenario blanco, le regala un ejemplar de El corazón de las tinieblas a Isaías Yoweri, el protagonista de Antes de los años terribles. En cierto sentido veo aspectos de Kurtz en Christian MF, y otros de Marlow en Isaías. Christian MF ha elegido el mal de forma libre, le envuelve un aura de poder que muchos admiran y respetan. De alguna forma Isaías busca el reconocimiento de Christian MF, pero esto es algo que el Isaías niño hace con la mayoría de los adultos. Por otro lado, Isaías, como Marlow, emprende un viaje de autoconocimiento a través de la maldad.
Los otros dos viajes
Antes he hablado de los dos viajes de Marlow, ahora toca hacerlo de los de Isaías Yoweri. Antes de los años terribles son dos viajes que suceden en etapas diferentes de la vida del protagonista. Uno en un pasado lejano, siendo pubescente, el otro en un pasado cercano, siendo adulto. En el primero crea los fantasmas, en el segundo los visita. Ambos viajes discurren por los caminos de la maldad, pero las mochilas de uno y otro viajero son muy diferentes.
La mochila del primer viajero va cargada con el antes de los años terribles.
Antes de los años terribles, yo era un niño feliz. Por supuesto, entonces no lo habría dicho de esa manera; la felicidad no se explicaba, nadie me preguntaba al despertar si era feliz, ni yo habría sabido qué responder a una pregunta tan extraña. La felicidad parecía el estado natural de la vida, algo tan obvio como que cada mañana salía el sol.
El Isaías niño vive con sus padres, hermanos y abuela. La vida consiste en acudir a la escuela, escuchar la radio mientras ayuda a su abuela en el jardín, jugar con su hermano Joel, soñar con el día en el que se casará con Lawino.
Busqué en la oscuridad los memorables ojos de mi madre, que me inspiraban seguridad y ternura, me aferré a la bondad indiferente de mi abuela, sonreí con el bullicioso mal humor de mi hermana Rebeca, recordé al profesor Nelson, el olor de los pupitres, el sonido de la tiza en la pizarra, los gritos de Joel cuando marcaba un gol. Pensé en mi padre arremangado sobre el capó de la vieja Toyota, ceñudo, concentrado…
La sencillez de la vida se ve rota con la aparición de un cadáver en un viejo apeadero del tren. A partir de ese momento, Isaías, Joel y Lawino se ven envueltos en el conflicto que asola el norte de Uganda, los dos primeros como niños soldados, la segunda como esclava sexual, papeles que miles de niños y adolescentes han representado durante demasiados años.
Asistimos al viaje de Isaías por un mundo cruel y violento, en el que el conflicto entre las dos facciones no es lo importante. Víctor del Árbol se centra en como es la vida del protagonista dentro del LRA, de sus relaciones con Christian MF o con el Evangelista, de las vejaciones de todo tipo que sufre, de como pretenden alienarle, despojarle de su humanidad, de convertirlo en un arma letal al servicio de la causa. Hace unos días volví a ver La chaqueta metálica, de Stanley Kubrick, y en este momento me viene a la cabeza una escena en la que el sargento Hartman se dirige a la tropa:
El fusil solo es una herramienta, lo que mata es un corazón de piedra. Si nuestro instinto de matar no es claro y rotundo, en el momento de la verdad dudaréis, no os atreveréis a matar, veréis a marines muertos y entonces sí que os darán por el culo, porque a los marines no se les deja morir sin permiso.
Isaías se resiste a olvidarse de quien es, lucha por él y por su hermano Joel. Es una lucha desigual en la que la única victoria posible es la huida.
En la mochila del segundo viajero, ya convertido en el Negro de las bicicletas, van cargados todos sus fantasmas y una nueva vida en Barcelona. Ese segundo viaje comienza cuando aparece por su taller de bicicletas Enmanuel K, uno de esos fantasmas, y le propone volver a Uganda para participar en el Congreso de la Reconciliación. La propuesta le parece una broma:
Yo solo trataba de olvidar y sobrevivir. No confiaba en que contar las cosas pudiera cambiar nada. No me quedaba rebeldía, ni orgullo, ni perdón que pedir o dar. No tenía nada que decir. Solo quería continuar con mi vida.
Tiene a Lucía, su mujer, y esperan un hijo. ¿Qué se le ha perdido a él en Uganda?: la oportunidad de deshacerse de algunos fantasmas y de que cicatricen sus heridas. Convencido por Lucía vuelan los dos a Kampala, ajeno al viaje que de nuevo tendrá que recorrer por el corazón de las tinieblas.
El viaje del niño y el hombre se entrelazan en capítulos alternos que Víctor del Árbol relaciona de manera magistral.
Ladrones de infancias
Uno de los temas centrales es este, el de las infancias robadas y de lo que su pérdida implica:
… fui perdiendo un poco de mi madre, de mi padre, de mis abuelos y de mis hermanos. Se fueron los juegos en la escuela antes de tiempo, se olvidó el rostro paciente del profesor Nelson y el sonido de la tiza en la pizarra, el olor de los libros viejos, la textura del pupitre donde grabé mi nombre con una navaja. ¡Qué difícil sería no morir para todo sentimiento futuro! ¡Qué despacio tendría que remontar el camino perdido, reconquistar la libertad, el deseo, la felicidad! ¡Cómo lucharía por siempre ya contra esa pulsión autodestructiva, sin tregua, avanzando un paso y retrocediendo diez, volviendo a empezar una y otra vez!
Y aunque aquel día junto al río ni siquiera podía imaginar lo titánico del esfuerzo que me esperaba, supe que un día lograría vencerlo, aunque necesitara toda la vida. Yo, Isaías Yoweri, vencería a todos los ladrones de infancias.
Fue el tema de los niños soldados el que me impulsó a leer esta novela. Dentro de mi proyecto, Cuentos sin hogar, hay un relato que trata este tema y, como todas mis referencias de esta novela son magníficas, me decidí a leerla.
No puedo imaginar el sufrimiento que debe suponer perder tu pasado, tus emociones y sentimientos, la anulación absoluta del ser humano que fuiste a manos de unos monstruos. Tampoco me imagino los condicionantes que surgirán en el futuro debidos a esa experiencia. Por fortuna, para expresarlo, cuento con la ayuda de Isaías Yoweri:
No cejo en mi pregunta: ¿Qué consiguen los adultos que roban infancias? ¿Qué clase de agujero pretenden tapar? Despojar a un niño de toda fe y toda esperanza es como arrancar de raíz un retoño que todavía no es fuerte para defenderse, algo que morirá solo. Y todo eso… ¿para arrojarlo al montón de leña baldía? Y no me refiero solo a las palizas y los malos tratos físicos o verbales (los niños encuentran el modo de sobrevivir a todo eso). Me refiero a otra cosa, a ese quedarte a medio hacer —inacabado, por decirlo de alguna manera—, viviendo en la epidermis de las emociones, siempre a la deriva, buscando en los ojos de los demás algo que no se puede recuperar. Me refiero también a la desconfianza y al recelo con el que a partir de ese momento analizarás cada gesto o palabra de cariño que venga de los otros.
Me refiero a la terrible paradoja de que, buscando amor, no serás capaz de darlo a los demás a menos que logres vencer a ese ladrón que, en la mayoría de los casos, ya no existe o simplemente te ha olvidado.
Es el viaje hacia ese nuevo ser humano moldeado por monstruos el que centra el relato de la novela y no tanto las barbaridades que ese nuevo ser pudiese llegar a cometer. Aunque no nos libremos del todo de ellas, es la transformación lo verdaderamente importante y como puede afectar de distintas maneras a personas diferentes. Es la lucha de Isaías por resistirse a ello lo importante, a mantener una lealtad indestructible con sus sentimientos pasados, con Joel y con Lawino, la búsqueda de su salvación y de aquellos a los que ama.
Toca bajarse de la bicicleta
Tengo pendiente de lectura otras dos novelas de Víctor del Árbol que, después de la experiencia con Antes de los años terribles, dudo que tarde mucho en acometer. Antes de los años terribles se trata de una novela tan bien escrita que incluso la dureza de lo que leo me parece amortiguada por la belleza del lenguaje.
He disfrutado y sufrido. El relato de infancia me ha sumergido en el África de los sueños para despertarme en el África de los periódicos y los telediarios, pero una a la que le han arrancado el edulcorado velo de la distancia. Ficción y realidad se mezclan en un relato brutal de una situación inimaginable en el primer mundo, a pesar de que podamos cruzarnos con algunas de sus víctimas por nuestras calles sin ni siquiera preguntarnos cuál es su historia, qué es lo que los ha traído hasta nosotros.
Siempre me han gustado las novelas que me hacen querer saber más, y esta es una de ellas. Espero haberte convencido de que merece la pena leer Antes de los años terribles, te garantizo que no te dejará indiferente.
Cuídate. No te cortes y dispara. Como siempre, me refiero a los comentarios, no vaya a ser que el ambiente bélico te confunda.
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Fuentes de imágenes
Fotografía de cabecera:
Autor: Dani Alvarez
Título: noia i ciclista
Licencia: by-nc-nd 2.0
Ilustración de la portada:
Autor: Alexander Grabchilev
Cortesía de (c) Editorial Planeta, S.A.
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