Reseña de Adiós
Paco Cabezas
Dos caminos, un destino

FICHA TÉCNICA
Título: Adiós
Año: 2019
Duración: 114 min
Dirección: Paco Cabezas
Guion: José Rodríguez, Carmen Jiménez
Reparto: Mario Casas, Ruth Díaz, Carlos Bardem, Sebastián Haro, Vicente Romero, Consuelo Trujillo, Mona Martínez, Natalia de Molina, Mauricio Morales, Pilar Gómez
Productora: Apache Films /La Claqueta PC / Sony Pictures Entertaintment / Movistar+ / TVE / ICAA / Junta de Andalucía

JOSÉ JAVIER NAVARRETE
Vuelta al cine
Hacía tiempo que no me pasaba por esta sección del blog, no porque no haya visto películas y series que merecieran la pena reseñarse, de hecho, lo he intentado con varias y se han quedado en el tintero por falta de tiempo y, también, porque he centrado más la actividad en las reseñas literarias y las entrevistas, pero hace unos días vi Adiós de Paco Cabezas y me dije: vuelta al cine.
En España no se hacen demasiadas películas de género noir, así que me gusta aprovechar las pocas oportunidades que se presentan. Mi última incursión fue con La isla mínima, uno de los referentes contemporáneos del género, y como aquella, Adiós me ha dejado un buen sabor de boca. Cercana al thriller, o thriller a secas, se muestra mucho menos pausada que la película de Alberto Rodríguez, y, tal vez, eso es su mayor defecto.
Adiós
No te preocupes, o sí, que este no es el final de la reseña. Ahora toca contarte de que va Adiós.
Juan Santos (Mario Casas) es un sevillano que ha obtenido el tercer grado penitenciario. La comunión de su hija Estrella está muy próxima y junto con Triana (Natalia de Molina), su mujer, se dedican a los preparativos de una celebración que tendrá que ajustarse a la flaca economía de la pareja. A pesar de las penurias, la fiesta trascurre con alegría hasta que aparecen el tío y el hermano de Juan. Su relación con esta rama de la familia está deteriorada por la razón que motivó su ingreso en prisión. Este mal encuentro no logra eclipsar la felicidad de la pareja y de noche vuelven a casa bromeando.
Pero, en casa del pobre, poco dura la alegría. Un coche embiste al suyo y como consecuencia muere Estrella. No parece casualidad que, poco antes del accidente y en las cercanías de donde se produce, se hayan perpetrado una serie de asesinatos de miembros de una banda de narcotraficantes rumanos. Lo extraño del caso es que la banda operase en las tres mil viviendas, zona que está controlada por dos clanes que previamente habían despojado de tal privilegio al de los Santos, dirigido por la madre de Juan. Esta circunstancia no pasa desapercibida para Manuel Santacana (Carlos Bardem), uno de los policías que investiga los asesinatos junto a Eli (Ruth Díaz). Tampoco pasa desapercibido para Manuel y Eli que ambos sucesos están relacionados
A partir de este momento asistiremos a un entramado de corrupción policial y narcotráfico en el que navegarán Juan buscando venganza y Eli buscando justicia legal, una persecución de un objetivo común encarada con armas muy diferentes.
Esta es también una historia de impotencia, la que sienten unos padres por la pérdida de una hija, pero también la que siente un policía que debe luchar contra un sistema corrupto.
Que pena que al final sea un thriller
Venganza y corrupción. Estos dos pilares del género negro, junto a la crítica social que sirve de paisaje y trasfondo, podrían haber gestado un magnífico noir que al final acaba siendo un thriller, por momentos atropellado, que deja poco margen a la reflexión.
Con paisaje y trasfondo me estoy refiriendo a las tres mil viviendas, el barrio marginal de Sevilla, asiduo a las noticias por innumerables motivos, y no siempre positivos, ofrece un tablero de juego que podría haber sido explotado de manera bastante más productiva. La escena de la intervención policial en el barrio, durante la cual se desencadenan altercados de todo tipo: los objetos caen del cielo, el fuego de cualquier sitio y los golpes y carreras se alternan de forma desordenada; me parece un parche más que el pretendido cenit de la acción, en mi opinión, el mayor despropósito de la película.
Pero no todo el uso del paisaje y el trasfondo está desaprovechado, las escenas que trascurren en el hotelito, un edificio en ruinas en el que pululan los yonquis, un monumento a la decadencia de una sociedad que va dejando cadáveres de marginalidad, tienen mucha más potencia que la malograda escena de la intervención policial. La iluminación y fotografía de estas escenas se aproximan al noir que hubiese preferido ver.
¿Qué hay de lo de: me ha dejado buen sabor de boca?
Dejando de lado lo que me hubiese gustado y limitándome a lo que es, tengo que confesar que disfruté, a pesar de los altibajos. Las actuaciones son por lo general buenas, sobre todo la de Mario Casas. Me sorprendió en esta faceta más alejada del típico galán que interpreta en muchas ocasiones. Si bien es cierto que su papel en El fotógrafo de Mauthausen le había hecho abandonar el circuito de películas que suele frecuentar, su actuación no llamó tanto mi atención, tal vez porque no me gustó la película. En esta ocasión está creíble en el papel de un sevillano desgarrado por la muerte de su hija. Digo lo de sevillano porque no ha debido ser nada fácil hablar como tal y que sea creíble, pero sobre todo que se le entienda.
El resto de los actores están a nivel y el contrapunto de Carlos Bardem, en el papel de policía del que se puede esperar cualquier cosa, no desmerece. De los otros secundarios, aparte de las nominadas para los Goya 2020, Natalia de Molina y Mona Martínez, me quedo con las actuaciones de Vicente Romero, un valor seguro como actor de reparto al que tal vez ha llegado el momento de darle algo más de peso, y la de Salva Reina, cuyo papel es muy corto, pero por el que tengo especial predilección desde que lo descubrí en La isla mínima.
También cabe destacar que la banda sonora complementa de forma eficaz algunos de los momentos de la película. Encontrarás versiones, referencias y para los amantes del nuevo fenómeno Rosalía, entre los que no me cuento, el tema final.
Si asistes a la película con la mirada de un niño que deja el análisis y la crítica de lado, la película es entretenida, provoca emociones diversas, aunque, sin duda, es la de la tristeza por la pérdida la que sale ganando.
Ahora sí que viene el adiós
Siempre me ha gustado el wéstern. Adiós de Paco Cabezas podría ser uno que trascurre en la actualidad y en Sevilla. Tiene muchos de sus ingredientes, como la venganza, la traición, los tiroteos, por tener tiene hasta un territorio comanche donde la caballería sale malparada. Si, como a mí, te gusta este tipo de película, sin duda disfrutarás con ella, a pesar de que el final se vea venir desde bastante atrás.
Ahora sí que ha llegado el momento de decir adiós, ojalá fuese a estos días aciagos que estamos sufriendo, pero como esto no sucederá por mucho que lo deseemos, al menos intentemos que sean algo menos deprimentes disfrutando de las oportunidades de ocio.
Te dejo hasta la siguiente y como siempre te recuerdo que tienes la sección de comentarios, aunque solo sea para quejarte de que tu vecino de arriba te tiene hasta el gorro con el Resistiré. No te cortes y dispara.
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Fuentes de imágenes
Fotografía de cabecera:
Autor: Takashi Kurita
Título: Las tres mil viviendas de Sevilla desde la ronda de circunvalación S-30
Licencia: by-sa 4.0
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